
Un dormitorio sin alfombra se siente fría y poco acogedora. Por eso es indispensable elegir una que se adapte a nuestro estilo, necesidades y que cumpla con unificar nuestros elementos para lograr esa deseada armonía. En este post te contamos cómo lograrlo en simples pasos.
Un dormitorio sin alfombra se siente fría y poco acogedora. Por eso es indispensable elegir una que se adapte a nuestro estilo, necesidades y que cumpla con unificar nuestros elementos para lograr esa deseada armonía.
En este post te contamos cómo lograrlo en simples pasos.
Proporción alfombra-cama
Lograr esa armonía es el primer paso y quizás el más importante. Lo primero es analizar el tamaño de nuestra cama (2 plazas, King o Queen, etc.) y determinar qué áreas queremos cubrir. Luego considerando el tamaño del dormitorio, elegir si queremos una alfombra o más para abarcar esos espacios.
Una alfombra XL que cubra los pies de la cama y los costados, es la más adecuada para crear un ambiente cálido y unificado. Si no quieres algo tan grande, dos alfombras a los costados también es una buena opción.
Forma y color
En nuestro dormitorio podemos tomarnos más libertades de diseño, quizás apostar por diseños y colores que probablemente en el living no usaríamos. Le dará un aire más fresco a nuestra pieza. Incluso apostar por una alfombra redonda puede ser una buena alternativa para llegar jugar con un estilo diferente que promueva el relax y la desconexión.
También con las diferentes terminaciones: en el dormitorio una alfombra con flecos o con límites irregulares puede ser una excelente alternativa para jugar con los espacios sobre todo si esos elementos quedan a la vista.
Texturas
Aunque las alfombras de vinilo pueden ser una buena alternativa, una alfombra de dormitorio debería tener una textura suave y agradable al tacto. Muchas veces será la primera sensación que tengamos al amanecer cuando ponemos nuestros pies sobre ella al salir de la cama. Nuestra recomendación: que sea suave y cómoda de tocar con los pies.